08 Mar 2019
No recuerdo a mi mare afirmar ni una sola vez: soy feminista, pese a que a lo largo de su vida intentó y consiguió educarnos en la igualdad, pese a que como toda mujer sufrió esa desigualdad, machismo, sexismo... o justamente por ello así lo hizo. Es una victoria a posteriori, la mejor herencia que nos dejaron y que podemos transmitir. Aquello que somos y hacemos con lo que han hecho de (y con) nosotros que decía Camus. Y lo que hacemos de ello y nosotros a su vez con los demás, especialmente las y los nuestros.

No hay nada más educativo que la ejemplaridad y el resultar consecuente. De palabra y acto. Acción y omisión.

Lo comentaba la abogada iraniana y Premio Nobel de la Paz, Shirin Ebadi al recibir el doctorado Honoris Causa de la Universitat de Lleida, "el origen de la violencia contra las mujeres se encuentra en la cultura patriarcal"... "una cultura errónea que no acepta la igualdad entre las personas y que tampoco acepta la democracia en la sociedad”... Y lo triste, doble y paradójicamente injusto, que "las mujeres sean transmisoras de esta cultura"... Es decir, que también lo sean, a ver si encima de resultar víctimas vamos además a culparlas -y principalmente- por ello... Pero sí. Ni ser mujer (por muy violeta que vayas y proclamas que hagas) te libra de reproducir roles sexistas y de tener comportamientos y actitudes machistas, ni ser hombre te excluye necesariamente de lo contrario.

"No me llames mujeres!", escribía en uno de sus cuentos Dorothy Parker. Pues ídem, aunque haya muchísmos más hombres que sean y se comporten de forma asquerosamente y bastante igual. Not all men, sí, sí... Pero demasiados y demasiado parecida...

Tengo escrúpulos y me produce cierto rubor (propio, y mucha vergüenza ajena escucharlo de según quién, de derechas por supuesto, y algunos de izquierdas casi que aún más) para afirmar, soy feminista... o perdón uno "no ES", se comporta, dice y actúa como tal, o no... en determinados y diferentes contextos, momentos o ante según qué personas o situaciones. No ES una condición innata o permanente, sinó una actitud, decisión, práctica diaria y ejercicio cotidiano. Practicar y ejercer la igualdad no ya de género sinó de cualquier tipo, sin discriminación de raza, ideología, condición, religión... el 8 de marzo y el resto de días. Del acto más relevante al más insignificante... Yerro: nada es insignificante sinó que resulta desapercibido su significado (lo que de un tiempo a esta parte y para el caso se denomina micromachismo). Lo desapercibido (por obvio que sea) o "no evidente" no solo es un síntoma revelador, igual de pernicioso -justamente por ello, por no ser percibido como tal- en tanto reproduce un sistema de "valores" y esquemas sociológicos, relacionales, patriarcales y machistas.

Y ser aprehendidos como tales es condición necesaria para ser conscientes y actuar frente a ello. No suficiente. No decir o callar ante según què. No actuar según cómo. O condicionado por tu condición y la de las demás personas, en función de unos valores, ajenos o asumidos, conscientemente o no e interiorizados como propios sin cuestionarlos.

Cuando sea irrelevante el género, a nivel profesional, salarial, relacional, conductual... entonces no será necesario el feminismo. Y como ello NO VA A PASAR NUNCA de forma "natural", siempre será necesario el feminismo. La consciencia, decisión, práctica y EJERCICIO de la igualdad, que compete a todas LAS PERSONAS y en cualquier ámbito.

( Ochos comentarios -de momento y subiendo-, algunos irónicos otros de complicidad, sobre el color de mi ropa hoy... Será que no se habrán fijado -en mi y/o en ello- 364 días... en los que como con todo aquello que tiene un Día, es porque el resto importa tres pares de cojones y seis de ovarios,. Lo mismo que me refiero a un color, o al Día de turno, es aplicable al resto de circunstancias, trato, lucha, respeto, -no- discriminación, el ejercicio sistemático, indiscriminado, masivo, al por mayor y al detalle y sin excepción, de la igualdad. No seré (o intentaré no ser) de aquellos que digan qué debería o podría hacer "el feminismo". Al menos públicamente (en privado hablo de todo). Bastante tengo con intentar no seguir (o desmontar en la medida de lo posible y en mi entorno) los roles de la masculinidad; también sufrirlos (nada comparado con lo que tiene que soportar cualquier o, qué coño toda mujer) y combatirlos, vengan de quién vengan. También conocer, acompañar, compartir, luchar, descubrir, aprender, (re)considerar y, dado el caso rectificar. Ése creo debería ser nuestro papel. Del maldito "hombre" desconcertado que no debería sentirse amenazado por perder su bendita e intocable posición hegemónica y privilegiada; o muchísimo menos puteada que la de la mujer; a la que viene de serie y acompaña en todo momento y de por vida.)

Algo tan simple como la idea radical de que las mujeres son personas, que decía Angela Davis. O Bretch lamentando lo tristes que serán (aún ahora, y siempre) los tiempos que vivimos en que hay que reivindicar lo obvio... Y todavía y siempre tener que (protestar por toda esta mierda y) luchar contra, y por todo ello.